miércoles, mayo 22, 2013

La corrupción de los vampiros



¿A quién le puede sorprender el audio que ayer oímos de Mario Silva? ¿No es verdad que oímos lo que todos sospechábamos y esperábamos que algún día se supiera? La fuerza del mismo no viene dada solo por el contenido del mismo, sino por quién lo dice, a quién lo dice, y el momento en que lo dice.
Mario Silva se había convertido en la fuente más importante que tenía la opinión pública a información de inteligencia, por lo que se ve ahora, inteligencia cubana exclusivamente. Mario Silva es un agente cubano de inteligencia dentro del chavismo; el audio que oímos lo dejó al descubierto y en la más clara humillación: es un pobre espía.

Mario Silva se había convertido es un sembrador de odios patentado, confeso e impune que cada noche vertía sobre sus enemigos sus infamias y tergiversaciones, aprovechando la información de inteligencia que el G2 y sus informantes le suministraba. Lo que ayer ocurrió era lo que esperábamos que empezara a ocurrir: el odio que se consume a sí mismo y destruye el sistema en su misma maldad y podredumbre.
Ese odio que se manifestaba sobre los opositores y su lucha, es el mismo que se ahora vierte sobre la alta dirigencia de la “revolución” y sus corruptelas: entiéndase Diosdao Cabello con CADIVI-SENIAT, José Vicente Rangel con sus contratos, y sobretodo Jorge Arreaza (la misma familia Chávez) con VTV.
No son acusaciones de corrupción sobre mandos medios e irrelevantes. Estamos hablando que las cabezas políticas y morales de la revolución están bañadas de corrupción y son protegidos hipócrita e incondicionalmente por el Sistema de Justicia, la Fiscalía, la Contraloría General de la República, la Defensoría del Pueblo, el SIBCI, el SEBIM, el DIM, el CICPC, la PNB, y todo el aparato del Estado corrompido también.

Estos personajes poderosos y enchufados han desangrado al país; su poder, altanería y riqueza contrasta con el pueblo llano (chavista y opositor) que pasa horas en una cola para echar gasolina, comprar alimentos, sacar un permiso, acceder a divisas. Con ese pueblo víctima de la violencia, de la inflación, de la pobreza.
El odio se ha servido de Mario Silva para sacar a relucir la verdad. Un odio que se consume a sí mismo y se inmola involuntariamente en su maldad, que se destruye en una especie de metamorfosis para dejar relucir la pureza de la verdad, el mejor antídoto para el mal que nos gobierna desde hace 14 años.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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Rubén Rivero Capriles dijo...

Mario Silva todavía es percibido como el comunicador estrella del oficialismo, sus denuncias catapultaron su prestigio como alguien dispuesto a defender su revolución a como dé lugar. Muchos del pueblo defienden los privilegios de Silva porque se solidarizan con los riesgos que toma. La efectividad de nuestras críticas es insuficiente para la magnitud de lo que adversamos.