lunes, abril 12, 2010

Centro Compasivo

El nuevo “centro compasivo” de David Cameron http://www.aceprensa.com/site_media/img/anadir_art.gif

Aunque las encuestas prevén un resultado muy ajustado en las elecciones generales británicas del próximo 6 de mayo, el líder toryDavid Cameron ha logrado ilusionar a buena parte del electorado con la promesa de un nuevo “centro compasivo”. Se trata de una tercera vía que busca mitigar los excesos del liberalismo económico de Margaret Thatcher con medidas sociales, a la que vez que aspira a fortalecer los valores familiares y la sociedad civil.

Firmado por Juan Meseguer Velasco http://www.aceprensa.com/site_media/img/link_icon.gif
Fecha: 9 Abril 2010

La idea de una tercera vía entre el capitalismo y el socialismo comenzó a gestarse en la primera mitad del siglo XX, y cristalizó en propuestas sugerentes como el “humanismo económico” (Wilhelm Röpke) o la “planificación para la libertad” (Karl Mannheim).

Estas propuestas pasaron sin pena ni gloria. Hubo que esperar a los años noventa para que la tercera vía alcanzara fama mundial. Fue el sociólogo británico Anthony Giddens, inspirador del “nuevo laborismo” de Tony Blair, quien popularizó la idea y la metió de lleno en el debate político contemporáneo.

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El nuevo proyecto busca mitigar los excesos del liberalismo económico de Margaret Thatcher con medidas sociales, y a la que vez fortalecer los valores familiares y la sociedad civi

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Los críticos de Giddens –entre otros, Ralf Dahrendorf– siempre le reprocharon la ambigüedad de sus ideas. Algunos fueron todavía más lejos y le echaron en cara que su tercera vía no era tal, pues en realidad se inclinaba hacia un extremo: el individualismo. Buena muestra de ello es su visión de la familia, basada solamente en la satisfacción afectiva de la pareja.

Lo cierto es que el proyecto político diseñado por el binomio Giddens-Blair cautivó a mucha gente, dentro y fuera del Reino Unido, en busca de una “socialdemocracia renovada”.

Una de las claves del éxito de la tercera vía de Giddens consistió en presentar un núcleo de valores y de principios como elementos capitales del “nuevo laborismo”. Frente al pragmatismo de sus adversarios, Blair sorprendió a la opinión pública con ideas novedosas como el “Estado social inversor” o la “igualdad inclusiva”.

Además de la carga emotiva que transmitían estas ideas, sirvieron para forjar la convicción de que los laboristas iban en serio. Lo suyo no era un puñado de medidas inconexas, sino un proyecto unitario de largo recorrido.

El cambio de los conservadores

Sin embargo, tras el varapalo que sufrió el Partido Laborista en las elecciones europeas de 1999, Blair optó por presentar a las elecciones de 2001 un programa mucho más pragmático. De hecho, a partir de ese año, el líder laborista dejó de utilizar la expresión “tercera vía”.

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La reconstrucción de la sociedad británica ha de apoyarse en dos principios básicos: recuperar la noción de bien común y fortalecer el asociacionismo cívico

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Cuando Gordon Brown sucedió a Blair en 2007, el discurso de las grandes ideas pasó al baúl de los recuerdos. De cuando en cuando, Brown echaba mano de algún tópico sobre el elitismo de los conservadores u otro parecido. Pero su falta de carisma terminó por poner en un aprieto al Partido Laborista, desgastado por 13 años de gobierno.

Así las cosas, David Cameron ha tenido la audacia de presentarse a las elecciones de mayo con una idea brillante: el “centro compasivo”. Aunque su propuesta está mucho menos articulada que la de Blair, de momento ha logrado crear en los electores la sensación de que algo nuevo se está cociendo.

Así lo explicó el líder tory a sus colegas de partido en un convención celebrada el pasado 28 de febrero: “Ahora podemos mirar al pueblo británico a los ojos y decirle que estamos con ellos y que somos como ellos. Que estamos aquí para servir a este país compasivo, tolerante y multirracial. Que este Partido Conservador votó por el cambio y nunca se va a volver atrás”.

Ahora, por primera vez en diez años, los conservadores han logrado ponerse por delante de los laboristas en las encuestas. Es cierto que las ideas no son todo en política. Seguramente ha pesado mucho el déficit, el paro y las subidas de impuestos llevadas a cabo por el Partido Laborista.

Pero el hecho de que los tories hayan decidido entrar al debate de las ideas es toda una novedad. Ahora su proyecto ha ganado consistencia y genera ilusión.

Ideas de dos think tanks

El nuevo “centro compasivo” de Cameron es todavía un proyecto difuso. En esto ha influido la falta de un ideólogo incondicional al estilo de Giddens. Hoy por hoy, la propuesta del líder tory se nutre de dos think tanks: The Centre for Social Justice (CSJ), nacido en el seno del Partido Conservador; y ResPublica, un laboratorio de ideas independiente fundado por Phillip Blond, aunque vinculado ideológicamente a los conservadores.

La cabeza visible del CSJ es Ian Duncan Smith, un católico convencido y antiguo líder conservador. Su idea básica es que el permisivismo de los laboristas, unido a una política fiscal que privilegia la inestabilidad familiar, ha potenciado ciertos problemas sociales como el fracaso escolar, la dependencia de los subsidios o la adicción al alcohol y a las drogas.

Para Duncan y los suyos, la regeneración de la sociedad británica pasa por promover el matrimonio y la estabilidad familiar. Desde luego, los conservadores no andan muy descaminados a la vista de las alarmantes tasas de divorcio, el descenso de la nupcialidad y la aceptación creciente de la cohabitación en Gran Bretaña.

El que los conservadores hayan tomado la bandera de la defensa de la familia no responde solo a motivos ideológicos. Hasta la fecha, el CSJ ha elaborado tres informes (2006, 2007 y 2009) que muestran la correlación existente entre la inestabilidad familiar y los problemas sociales (ver Aceprensa, 23-07-2009).

¿Por qué “compasivo”?

Si el CSJ ha dado a Cameron un buen arsenal de datos y argumentos para promover los valores familiares sin complejos, ResPublica le ha proporcionado las herramientas necesarias para “humanizar” el neoliberalismo de Thatcher con medidas sociales centradas en los más desfavorecidos.

El fundador de ResPublica, Phillip Blond, es un pensador político que lleva tiempo abogando por un “conservadurismo social”; lo denomina Red Torysm, si bien el nombre surgió hace varios años. Nacido en el ambiente obrero de los arrabales de Liverpool, Blond estudió filosofía y ciencias políticas en la Universidad de Hull y también teología en Cambridge.

Algunos han considerado a Blond como el filósofo de cabecera de David Cameron. Pero todavía es pronto para saberlo. A fecha de hoy, el líder conservador se ha limitado a apadrinar el lanzamiento de ResPublica.

Con la expresión “centro compasivo”, el astuto Cameron trata de sacudirse la visión del thatcherismo que ha pasado al imaginario colectivo. Frente a los excesos del capitalismo neoliberal, él abogaría por un modelo de economía de mercado que premia a los buenos (la clase trabajadora) y castiga a los malos (los especuladores).

Todavía no está claro que el “centro compasivo” de Cameron sea lo mismo que el Red Torysm. Pero, de momento, coinciden en algunos objetivos básicos: distanciarse de la política económica de Thatcher, defender los valores familiares y combatir el individualismo extremo.

“El Red Torysm es un conservadurismo que cree en la familia y en las relaciones humanas, que tiene una visión social y que produce una economía transformadora que mejora el bienestar de la mitad inferior de la sociedad”, explica Blond a Emili J. Blasco en una entrevista para ABC (15-02-2010).

Renovar el debate público

A diferencia de Cameron, Blond no tiene sobre sus espaldas el peso de unas elecciones generales. Esto le ha permitido pararse a pensar sobre los grandes problemas económicos, políticos y sociales que atraviesa hoy el Reino Unido.

Según el Manifiesto ResPublica, este think tank aspira a cambiar los términos del debate público. El diagnóstico inicial es rotundo: “Gran Bretaña atraviesa un momento de crisis económica, fractura social y fragmentación cultural. Nuestra economía está tocada. Y hemos perdido el sentido de responsabilidad social y un propósito moral compartido”.

La crisis que dibuja Blond tiene tres vertientes, que indican tres buenas intenciones que han descarrilado.

“En nombre de la libertad de mercado, hemos producido el auge de los monopolios que sofocan la competencia y concentran la riqueza y las oportunidades en unas elites impenetrables”.

“En nombre del Estado asistencial, el paternalismo estatal ha hecho saltar por los aires las aspiraciones personales y ha perpetuado el inmovilismo social, haciendo que millones de británicos desistan de alcanzar la independencia social y económica”.

“En nombre de la diversidad democrática, se ha perdido un propósito moral compartido dando lugar a una pluralidad de conflictos civiles que han perjudicado a la nación, han impedido las integración social y erosionado la identidad colectiva”.

Tras el diagnóstico, el Manifiesto propone una terapia. La idea de reconstruir la sociedad británica ha de apoyarse en dos principios básicos: recuperar la noción de bien común –que es algo más que el mero interés general de los burócratas– y fortalecer el asociacionismo cívico.

“En una sociedad civilizada, el mercado y el Estado no deberían ser vistos como la meta última o la mejor expresión de la humanidad. En realidad, son los medios para alcanzar nuestro objetivo; no son un fin en sí. Ese objetivo común lo decidirán los ciudadanos asociados, mediante la práctica y el discernimiento del bien común”.

Entre las medidas propuestas para cambiar la naturaleza anárquica del mercado y lograr el reparto de riqueza, Blond destaca tres: ayuda a la vivienda, ayuda al hijo y establecer más pronto un fondo de pensiones para que la gente empiece a ahorrar.

Y para transformar el asistencialismo estatista, Blond propone poner el Estado al servicio de la sociedad. Frente al sistema de provisión directa de servicios, cree necesario dotar de mayores poderes a las comunidades locales para que sean éstas las que identifiquen las necesidades reales de los ciudadanos.