domingo, septiembre 24, 2006

Benedicto XVI

Excelentes las palabras de José María Aznar en el Instituo Hudson: el papa y la Iglesia pidiendo perdón por sus palabras sobre el Islam y los musulmanes nada que piden perdón por los ataques terroristas de 11-S.

Juan Pablo II pidiendo perdón por las cruzadas y los musulmanes nada que piden perdón por sus ocho siglos en la península Ibérica.

Occidente acogiendo inmigrantes musulmanes a quienes se les respeta su fe, tanto como a los cristianos, y los cristianos sin libertad e incluso perseguidos y asesinados en muchos países musulmanes.

Son éstas algunas reflexiones que no están animadas por el deseo de una inminente guerra de civilizaciones, sino por el deseo de iniciar un diálogo con concesiones recípriocas, donde sea posible una civilización donde todos podamos vivir libremente nuestras convicciones religiosas.

La lucha por la libertad religiosa sigue pendiente tanto en el Oriente-medio y lejano- como en Africa, y de modo especial y particular, en los países musulmanes. No tienen muchas lecciones que darnos sobre estos temas, y mucho menos seguir amenzandonos con la violencia, el arma de los que no tiene la razón. Recordemos aquellas palabras de Ortega y Gasset: "la forma superior de convivencia es el diálogo en el que se discuten la razón de nuestras ideas".

jueves, septiembre 21, 2006

Imperceptiblemente acostumbrados

Los sistemas económicos en estado puro son difíciles de encontrar, lo mas frecuente es toparse con matizaciones de los extremos capitalista o socialista. En el primero el mercado dirige la economía y en el segundo lo hace el Estado. Dado el actual debate- o mejor dicho ausencia del mismo sobre tales extremos, y siendo uno de tales “la oferta electoral” de uno de los candidatos, creo mas que conveniente la necesidad analizar que tan cerca nos encontramos de uno u otro extremo. ( No valoramos la superioridad de uno u otro ya que es cosa harto sabida y sin necesidad de demostración por ser evidente).

Si consideramos como pilares del capitalismo el sistema de precios y la propiedad, y contrastamos ambos pilares con nuestra realidad, no es descabellado concluir que la cercanía con el socialismo es mas real que ficticia. Las políticas de controles de precios, las invasiones de tierras y las tomas de fábricas no son otra cosa que la oferta electoral de unos de los candidatos y la esencia de la transición de un sistema a otro. Desde hace ya mucho toda la política económica ha ido directamente encaminada a acabar dichos pilares del antiguo régimen.

Desgraciadamente los efectos de tales políticas socialistas no se han hecho sentir en los bolsillos de los venezolanos por los efectos alucinógenos que ha generado el ingreso petróleo, que haciendo las veces de “opio del pueblo” nos has privado de saborear las amargas consecuencias del socialismo. Imperceptiblemente vivimos con aquello que detestamos, acostumbrándonos imperceptiblemte al nuevo sistema.
Cuando el opio acabe y el socialismo se haga inviable, ojala sepamos volver lo andado restituyendo las condiciones para un verdadero desarrollo.