El año 2006 es un buen ejemplo de crecimiento económico impulsado por el Estado, es decir, bajas tasas de interés y gasto público. La mas ortodoxa receta Keynesiana de expasión fiscal y monetaria para generar crecimiento en el corto plazo.
El problema es que tales manipulaciones de los agregados macroeconómicos tarde o temprano pasan factura, y no precisamente en el largo plazo "cuando todos estemos muertos" como gustaba decir a Keynes.
La inflación que generó el gobierno con sus políticas le impone nuevas disyuntivas con escasos benefcios: i)enfrentar la inflación reprimida ó, ii)enfrentar la escasez con medidas que no harán otra cosa que perjudicar a los empresearios del campo y al consumidor. Ambas decisiones costosas, pero ineludibles.
Sea cual sea la decisión de gobierno, estamos viviendo el ciclo maniático-depresivo de una economía fuertemente dirigida, y controlada por el Estado.
La mejor muestra de lo que se acerca es el plan anti-inflacionario de restricción de la liquidez mometaria, el cual es el principio de mayores tasas de interés y la subsiguiente desaceleración de la economía; con la consecuente salida del mercado de algunos proyectos no viables, ante los mayores costos de financiamiento, y el lógico aumento del desempleo
Estamos entrando en la fase baja del ciclo. Se acabó la bonanza que vivimos en 2006. Habra que enfrentar sus costos.
Nuestra economía sigue funcionando con un solo pulmón: el petróleo. Hará falta la expasión del sector privado si queremos generar verdadero crecimiento económico sin fases depresivas. Y es que desde que asumió Chavez la presidencia, el crecimiento per capita de nuestra economía ha sido de solo 1% a pesar de tanto petróleo.
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